Magia y Magos

Mentalismo

Mentalismo


Es lo que crea más curiosidad a la gente hoy en día. Es para ellos lo que no tiene explicación, lo imposible de hacer. Se basa mucho en el ejercicio de la mente y siempre se da un punto de misterio para hacerlo aún más sorprendente y entretenido de lo que ya es.

Existe mucha controversia en cuanto a la ética del ilusionista a la hora de presentar efectos que sugieren lo paranormal. Es un conflicto que quizás no se resuelva nunca ya que entre los mismos magos no se ponen de acuerdo en el mentalismo.

El metalismo que es una de las especialidades de la magia, se caracteriza básicamente en presentar efectos que sugieren lo sobrenatural o paranormal (telepatía, clarividencia, telequinesia, etc.) o ejercicios de control mental mediante la psicología, la sugestión o la mismísima hipnosis.

Los efectos que presenta el mago, no son los que producen este conflicto, si no los límites de su actuación. Es decir partiendo de la base de que el mentalista es un mago más, este buscará diferenciarse de los magos diciendo en sus actuaciones que no hay truco, que su única herramienta es el poder de la mente. Cosa que el público aceptará la mayoría de las veces como un hecho. Muchos espectadores no tomaran una actuación de metalismo como el producto de la obra de un mago ilusionista. La mayoría lo tomarán como una verdadera demostración de poderes paranormales.

No es problema en tanto que el mentalismo se desarrolle en un escenario y aunque durante la actuación todo sea válido, cuando acabe esta, no trascienda en el espectador. El problema está en los “mentalistas de verdad”, esos que se ganan la vida haciendo creer a la gente que de verdad tienen poderes sobrenaturales y los citan en sus consultas privadas. Aquí que se crea un conflicto ético importante, ya que los magos, ilusionista que practican el mentalismo en sus actuaciones no tienen por qué reconocer que no tienen poderes mentales, dejando el terreno abonado para los charlatanes que se aprovechan de la ingenuidad de las personas que han quedado impactadas por una demostración, una ilusión, en definitiva un reto al razonamiento que no han logrado descifrar.

Muchos mentalistas resuelven este problema deslizando frases hacia el final de su actuación que le quitan hierro al asunto y disuaden al espectador crédulo aun siendo bastante ambiguas. Un buen ejemplo es el mentalista Anthony Blake que viene a decir algo así como “Todo lo que has visto, es producto de tu imaginación. No le des más vueltas, no tiene sentido”.

En todo caso las actuaciones de ilusionistas-mentalistas están en auge y cada vez el público demanda más este tipo de espectáculos ya que realmente es muy difícil dar explicaciones racionales a muchas de estas demostraciones para un espectador que se mantiene en un estado de sorpresa y estupefacción que le colma y le hace pensar sin equivocarse, que ha valido la pena ir a ver ese espectáculo.